En la política estadounidense, la tensión entre Trump y Elon Musk realmente ha puesto al gobierno federal en una situación complicada. Recientemente, la Casa Blanca ha solicitado una revisión de los contratos gubernamentales que posee SpaceX, y los resultados de la investigación indican que estos contratos son esenciales para la defensa y la exploración espacial, siendo casi imposibles de cancelar. El gobierno de Estados Unidos depende en gran medida de SpaceX, y a pesar de la insatisfacción interna hacia Musk, resulta difícil encontrar alternativas.
Fuentes han revelado que Trump inició una investigación contra SpaceX ya en junio, debido a que Musk criticó en redes sociales las políticas fiscales y de gasto de Trump, lo que llevó a una discrepancia que se convirtió en una rivalidad personal. Trump publicó en sus redes sociales que la forma más efectiva de ahorrar fondos públicos sería terminando los contratos gubernamentales con SpaceX.
A continuación, el comisionado de la Administración de Servicios Generales de EE. UU., Josh Gruenbaum, envió un correo electrónico al Departamento de Defensa solicitando un listado detallado de todos los contratos de SpaceX, y también pidió la misma información a la NASA y a otras cinco agencias gubernamentales. Estos datos, denominados internamente como Tabla de puntos, no solo enumeran los montos de los contratos, sino que también evaluarán si otras empresas son capaces de llevar a cabo tareas similares.
Aunque la Casa Blanca busca identificar si hay problemas de desperdicio, bajo la revisión del Departamento de Defensa y la NASA, la mayoría de los contratos de SpaceX se consideran indispensables. Fuentes cercanas indican que, aunque algunos contratos podrían necesitar una revisión adicional, terminar la colaboración de manera total no es una opción viable.
La presidenta de SpaceX, Gwynne Shotwell, se reunió con funcionarios en la Casa Blanca. Aunque los detalles específicos de la conversación no se han hecho públicos, esto muestra la gran importancia que la Casa Blanca le otorga a este asunto.
En el futuro, aunque SpaceX podría enfrentar a otros competidores, la situación actual del mercado muestra que, aparte de SpaceX, no hay ninguna otra compañía capaz de igualar la escala y el rendimiento de los lanzamientos de cohetes. Los cohetes Falcon de SpaceX, con su tecnología reutilizable, se han convertido en la herramienta principal para el transporte de satélites gubernamentales, mientras que Crew Dragon es la única nave espacial tripulada certificada por la NASA, que da servicio a la Estación Espacial Internacional.
Este año, SpaceX lanzó con éxito una versión mejorada del satélite GPS para la Fuerza Espacial de Estados Unidos, y según informes, el Pentágono también le otorgó una misión de lanzamiento de seguridad nacional valorada en 5.9 mil millones de dólares, con un plan de hasta 28 lanzamientos. NASA también planea colaborar con SpaceX en más misiones tripuladas en el futuro.
A pesar de que otras empresas espaciales quieren participar en la competencia, la mayoría aún enfrenta desafíos tecnológicos y retrasos en la ingeniería. Aunque el gobierno federal ha diseñado cláusulas en los contratos para alentar la participación de más empresas, hasta ahora no se ha visto una competencia efectiva. Algunos funcionarios han señalado que actualmente no hay otras empresas en el mercado que puedan competir con SpaceX en términos de escala o rendimiento.
En respuesta a esto, SpaceX ha expresado su disposición a enfrentar la competencia. Gwynne Shotwell destacó en una reunión con inversores que la capacidad continua de la empresa para obtener contratos se debe a sus precios competitivos y a una sólida capacidad de ejecución.
Además, SpaceX continúa expandiendo su negocio. Su red de satélites Starlink ya presta servicios a múltiples agencias gubernamentales, mientras que otro departamento, Starshield, ha firmado contratos de confidencialidad con los servicios de inteligencia de Estados Unidos, adentrándose en el mercado de transmisión de datos de defensa y comunicaciones encriptadas.



