El equipo de los Houston Rockets está mostrando una evidente dualidad en su estrategia ofensiva para la temporada 2024-25. A pesar de que destacan en los rebotes ofensivos, su rendimiento en el ataque en media cancha es deficiente. La energía del equipo proviene principalmente de Steven Adams, quien se establece en la pintura y se ha convertido en un auténtico rey de los rebotes ofensivos en toda la liga. Sin embargo, en otros aspectos de la ofensiva, los Rockets parecen tener dificultades, ya que no logran estar entre los diez mejores en eficiencia de anotación, control del balón y número de pérdidas.
Actualmente, los Rockets tienen una tasa de rebotes ofensivos del 36.3%, ¡un número que los coloca en la cima de la liga! El segundo lugar, los Trail Blazers, apenas alcanzan el 33.2%. Este impulso de Segunda oleada de ataque se debe principalmente a Adams, cuya eficiencia en los rebotes ofensivos es insuperable, haciendo que sea complicado para los rivales hacer frente a su juego. Alperen Şengün y Amen Thompson también están participando activamente en la lucha por los rebotes, lo que resalta aún más la cohesión de los Rockets en este aspecto.
Los Rockets logran casi 15 rebotes ofensivos por partido, lo que les permite dominar esta estadística y convertir las oportunidades de tiro erradas en nuevas oportunidades de ataque. Sin embargo, confiar únicamente en los rebotes ofensivos oculta un problema más profundo. Los métodos ofensivos de los Rockets carecen de eficiencia; si pierden esa ventaja en los rebotes, sus debilidades en el ataque quedan completamente expuestas.
Como el motor de rebote de los Rockets, aunque Adams solo juega 13.7 minutos por partido, logra capturar 7.5 rebotes ofensivos cada 36 minutos. Su físico y técnica de posicionamiento le brindan a sus compañeros más oportunidades y elevan el espíritu del equipo. Los bloqueos de Adams no solo liberan a Jalen Green, sino que también permiten que los Rockets respiren en medio del caos.
Con el paso de Adams a ser agente libre, los Rockets se encuentran en un punto de inflexión. Si decide marcharse, el equipo perderá su mayor competitividad, ya que no hay otros jugadores en la plantilla capaces de sustituir su instinto para el rebote y su entrega en la cancha. Esto impactará directamente en la cantidad de rebotes y en las oportunidades de segunda oportunidad, aumentando así la presión en el ataque en media cancha.
A pesar de que los Rockets han mostrado un buen desempeño en los rebotes, sus estadísticas ofensivas aún requieren mejoras. Aunque los números en efectividad de tiro, tasa de pérdidas y porcentaje de tiros libres son claramente insuficientes, su eFG% es solo del 52.3%, ubicándose en la parte baja de la liga, lo que revela sus debilidades en la creación de oportunidades de anotación fáciles, dependiendo demasiado de jugadas individuales y tiros complicados. Con una tasa de pérdidas del 14% que no los coloca en el top 10, su joven base, bajo presión, comete errores que afectan la fluidez general del juego. En cuanto al porcentaje de tiros libres, los Rockets solo convierten 0.242 tiros libres por intento, ocupando el puesto 16, lo que les impide castigar efectivamente la dura defensa de sus oponentes, permitiéndoles defender la pintura con confianza.
Si Adams deja el equipo, tendrá un impacto profundo en la ventaja de rebotes ofensivos de los Rockets, lo que significa que el equipo deberá prestar más atención a mejorar su eficiencia ofensiva. Los Rockets deben aprender a valorar la posesión del balón, mejorar la circulación de la pelota y las opciones de tiro, y ser más proactivos en la creación de oportunidades de tiros libres. De lo contrario, aunque su rendimiento en los rebotes ofensivos siga siendo excelente, la esperanza de avanzar más lejos seguirá siendo escasa.



