El Internacional de Milán, en un crucial partido de la UEFA Champions League, logró vencer al Barcelona 2-1 gracias a una defensa precisa y rápidos contraataques, consiguiendo así su pase a la final y poniendo fin a dos años de espera. El Inter mantuvo su clásico esquema 3-5-2, con la defensa compuesta por Bastoni, Acerbi y Bisseck, mientras que los carrileros, Dumfries y Dimarco, se encargaban de la labor defensiva y de las transiciones ofensivas. En el centro del campo, Mkhitaryan, Barella y Calhanoglu ofrecieron su apoyo, mientras que en la delantera, Marcus Thuram y Lautaro Martínez formaron la pareja atacante. En los primeros minutos del partido, la defensa del Inter retrocedió claramente, con Dimarco retrayéndose en varias ocasiones para formar una línea de cinco defensores, lo que logró contener efectivamente las incursiones de Yamal.
En el minuto 21, Dimarco realizó una fuerte recuperación de balón ante Olmo y se lo pasó a Dumfries, quien, tras una rápida carrera, rompió el fuera de juego y centró el balón, que fue convertido por Lautaro con calma. Este ataque, iniciado desde la defensa, refleja la estabilidad y flexibilidad del sistema de tres centrales bajo presión. Justo antes del final de la primera mitad, el Inter volvió a golpear con un contraataque veloz; Güler cometió falta sobre Lautaro en el área y Calhanoglu lo ejecutó desde el punto penal, ampliando el marcador a 2-0. Aunque en la segunda mitad el Barcelona intensificó su reacción y Eric García logró marcar un gol en un tumulto, en general, sus esfuerzos ofensivos no lograron romper la sólida defensa del Inter.
Franke de Jong intentó regular el ritmo en el mediocampo, pero con la presión constante del medio campo del Inter, le resultó difícil establecer conexiones efectivas. Una vez llegados a la prórroga, el Inter mantuvo su ventaja de manera sólida, logrando conservar el marcador hasta el final. En este partido, Dimarco y Dumfries brillaron especialmente, realizando numerosas tareas clave que transformaron la defensa en ataque, lo que resalta el control del Inter sobre el ritmo del juego y su capacidad de adaptación táctica. En general, esta victoria no solo refleja la claridad táctica del Inter, sino que también muestra la madurez y estabilidad en la ejecución de sus jugadores.



