En la primera ronda de los playoffs de la NBA 2025, el enfrentamiento entre los Houston Rockets y los Golden State Warriors fue, sin duda, una de las series más emocionantes. Ambos equipos compitieron ferozmente hasta el séptimo partido, donde cada jugada representó un desafío crucial. Finalmente, los Rockets cayeron ante los Warriors en este partido decisivo, poniendo fin a su recorrido en los playoffs de esta temporada. A lo largo de la serie, los Rockets demostraron juventud y potencial, una defensa sólida y una mentalidad de juego madura. Sin embargo, esta derrota también puso en evidencia que siguen estando limitados por conceptos fundamentales en el proceso de modernización del baloncesto.
El concepto central de la ‘bola mágica’ radica en que la expectativa de anotación de un tiro de tres puntos supera a la de otros tipos de lanzamiento. Según datos concretos, incluso con una efectividad del 35% en los triples, la expectativa de puntos por tiro sigue siendo mayor que la de un tiro de dos puntos con un 50% de acierto. Esta filosofía ha impulsado el baloncesto moderno hacia un estilo que prioriza el lanzamiento de triples con frecuencia, espacios abiertos en la cancha y un ritmo rápido.
Los Golden State Warriors son el mejor ejemplo de esta tendencia. Aunque el rendimiento de Stephen Curry ha tenido altibajos, el entrenador Steve Kerr sigue fiel a su sistema táctico, manteniendo a los Warriors como un equipo dominante en tiros de larga distancia. Jugadores jóvenes como Buddy Hield y Brandin Podziemski también han mostrado una gran habilidad para los triples. Aunque no alcanzan el nivel legendario de los Splash Brothers, han anotado en momentos clave, logrando cambiar el rumbo de los partidos con éxito.
Los Rockets se prepararon a fondo antes de esta ronda de la serie, identificando que su ventaja radicaba en su altura y competencia en la pintura. Decidieron no competir directamente con los Warriors en tiros de tres, sino capitalizar su fortaleza en el juego interior para atacar. A lo largo de toda la serie, los Rockets demostraron una estrategia táctica consistente, enfocándose en el uno contra uno en el poste bajo y en el rendimiento de sus jugadores interiores. Su total de tiros libres alcanzó los 140, claramente superior a los 94 de los Warriors, y los rebotes fueron 328 frente a 277, destacando la potencia de su ofensiva en la pintura.
Los Rockets aprovecharon una ofensiva y defensa consistentes para sumar puntos en múltiples ocasiones, llevando incluso la serie a un séptimo juego, demostrando que sus tácticas seleccionadas no estaban equivocadas. Sin embargo, mientras los Rockets se esforzaban por establecer su ventaja, los Warriors siempre lograban darle la vuelta al marcador con rápidos triples, demostrando plenamente el poder de la filosofía del small-ball, capaz de borrar en un instante la ventaja construida por los Rockets.
La presión y la tensión del séptimo partido fueron especialmente evidentes en el último minuto. Los Rockets intentaron varias ofensivas agresivas buscando una remontada, pero Hield de los Warriors encestó dos triples de altísima dificultad consecutivos, cambiando el marcador en cuestión de segundos. El contraataque de los Rockets no logró mantenerse. Durante la serie, los Warriors intentaron 302 triples con un porcentaje de acierto del 35.8%, mientras que los Rockets intentaron solo 198 con un porcentaje de acierto del 37.4%. A primera vista, los Rockets parecían más precisos, pero el volumen de intentos de los Warriors les permitió ganar por un margen de hasta 24 puntos. Si los Rockets quisieran recuperar esta diferencia, necesitarían anotar alrededor de 12 tiros adicionales en la zona de dos puntos, lo que ilustra la feroz igualdad entre ambos equipos.
Aunque el estilo de juego de los Rockets es preciso, su ritmo de anotación es más lento. Por otro lado, los Warriors, con su alta frecuencia de tiros de tres puntos y su capacidad explosiva, lograron abrir una brecha en los momentos clave. Esta serie volvió a confirmar la dura realidad del ‘Moreyball’: en la NBA actual, la cantidad de intentos de triples afecta profundamente el curso del juego. Independientemente del porcentaje de aciertos, el cambio cuantitativo eventualmente genera un cambio cualitativo.



