Para conmemorar el 250 aniversario de la marca, Breguet ha lanzado con gran pompa el reloj Classique Tourbillon Sidéral 7255, que forma parte de la cuarta entrega de su serie conmemorativa. Esta nueva creación se presentará oficialmente el 26 de junio de 2025, una fecha significativa que marca el aniversario de la obtención de la patente del tourbillon por Abraham-Louis Breguet en 1801. Esta pieza limitada a 50 ejemplares continúa con la tradición de más de dos siglos de la marca en cuanto a precisión e innovación, fusionando por primera vez el tourbillon volador con una estructura mecánica misteriosa, tejiendo así una intersección entre tecnología y estética que redefine los límites del arte relojero contemporáneo.

El movimiento manual 187M1 que impulsa este reloj tiene una frecuencia de 2.5 Hz y cuenta con una reserva de marcha de 50 horas. Está compuesto por 183 piezas y equipado con el espiral azul Nivachron™, patentado por Breguet. La estructura del tourbillon de vuelo abandona el diseño tradicional de puente superior y está sostenida únicamente por un marco inferior, logrando así un efecto visual que parece flotar en el aire. Además, su diseño misterioso oculta los puntos de acción, creando una ilusión mecánica sobre flotar en el movimiento. El tourbillon realiza una rotación completa por minuto, convirtiéndose en un foco tanto visual como mecánico; su marco se eleva 2.2 milímetros sobre la placa base principal, flotando con ligereza sobre la esfera de esmalte de aventurina, como si fuera un cuerpo celeste que orbita en el universo.

La esfera está elaborada con una técnica de esmalte de arena dorada, que se presentó por primera vez en la serie Breguet. Muestra un profundo color azul noche, y las diminutas partículas metálicas de cobre que contiene brillan como estrellas en el cielo, evocando el nombre de Sidéral, que representa la conexión entre el tiempo estelar y la estética astronómica. Cada capa de arena dorada debe ser quemada repetidamente al menos cinco veces a temperaturas de 800°C, un proceso complejo y arriesgado que da lugar a esferas únicas, donde cada una de las 50 relojes es verdaderamente singular.
La caja del reloj está hecha de oro Breguet, una aleación que contiene un 75% de oro, mezclado con plata, cobre y paladio, lo que le confiere un cálido tono rosado, además de una destacada estabilidad y resistencia a la decoloración. La caja tiene un diámetro de 38 mm y un grosor de 10.2 mm, complementada por el icónico laterales con patrón de moneda y cristal de zafiro antirreflectante, mientras que la parte posterior lleva grabado el texto BREGUET 250 AÑOS. La parte trasera presenta un nuevo diseño de relieve con el motivo del relojero Quai de l’Horloge, inspirado en el contorno del barrio de Île de la Cité en París, emblemático de la historia de la marca.
En lo que respecta a los detalles, el pequeño círculo excéntrico está situado a las 12 en punto, fabricado en oro Breguet y recubierto con un tratamiento PVD azul, complementado con números árabes en las horas y agujas de horas y minutos esqueleto. En la esfera también están incrustadas las inscripciones Breguet y Tourbillon, todos los diseños son distintivos de la marca. La correa es de cocodrilo azul marino, con un cierre desplegable triple en oro Breguet de 18 quilates. Cada reloj lleva un número de serie independiente 1/50 hasta 50/50, y se presenta en una caja inspirada en el cuero marroquí rojo antiguo.

Además de los avances técnicos y de diseño, el Classique Tourbillon Sidéral 7255 simboliza el profundo respeto de Breguet hacia la astronomía y la cultura histórica. El término ‘tourbillon’ proviene de la observación de los cuerpos celestes en el siglo XVII, donde académicos como Pascal y Descartes lo consideraban un símbolo del poder del sistema astronómico. El señor Abraham-Louis Breguet, al desarrollar el mecanismo del tourbillon, tuvo como objetivo la precisión astronómica, y esta nueva creación es la interpretación moderna de esa filosofía.

Durante el proceso de creación, Breguet se sumergió aún más en archivos históricos, eligiendo como base el movimiento del primer reloj de tourbillon de la marca, lanzado en 1990, para dotarlo de una nueva vida. El CEO Gregory Kissling afirmó que esta creación no es solo un reloj, sino una oda dedicada al tourbillon. La incorporación de la piedra de oro arenoso no es solo un efecto visual, sino que actúa como un soporte tangible para la metáfora del cielo estrellado.
Cada detalle, cada esculpido, rinde homenaje a más de doscientos años de tradición relojera de Breguet, al mismo tiempo que reafirma el compromiso de explorar materiales innovadores y la precisión de la mecánica. El Classique Tourbillon Sidéral 7255 no es solo un reloj limitado, sino una obra maestra en la interpretación del tiempo, la ciencia y el arte por parte de la marca.



